La administración Biden y sus aliados europeos están elaborando planes de ayuda militar a largo plazo para Ucrania.

De ello ha informado The Wall Street Journal.

Esto es necesario para impedir que el Kremlin gane en el campo de batalla y para convencer a Moscú de que el apoyo de Occidente a Ucrania no vacilará.

Estos esfuerzos se basan en los compromisos adquiridos en la reunión del G-7 celebrada en Lituania.

Unos 18 países no pertenecientes al G-7 han firmado un compromiso de ayuda a largo plazo a Ucrania, entre ellos los Países Bajos, Suecia y otros países europeos.

El objetivo es garantizar que Ucrania sea lo bastante fuerte en el futuro para disuadir a Rusia de volver a atacar.

Los funcionarios occidentales buscan la manera de fijar las promesas de apoyo y limitar la capacidad de renegociación de futuros gobiernos.

Todo esto ocurre con el telón de fondo de una posible victoria del republicano Donald Trump en las próximas elecciones estadounidenses.

Los líderes europeos temen que pueda limitar la ayuda a Ucrania y que las capacidades militares y financieras de Europa no sean suficientes para cubrir las necesidades del ejército ucraniano.

El periódico cree que Putin seguirá luchando en Ucrania hasta las elecciones presidenciales estadounidenses de 2024, con la esperanza de que una victoria republicana lleve a una retirada del apoyo militar estadounidense.

Durante el primer debate presidencial republicano de la semana pasada, otros candidatos afirmaron que, de ser elegidos, no mantendrían el actual nivel de apoyo estadounidense a Ucrania.

Estados Unidos es quizá el principal proveedor de ayuda militar a Ucrania.

“Militarnyi” informó de que Biden había solicitado al Congreso fondos adicionales para la defensa de Ucrania.